Lionel Ritchie se pegó un vueltín para ponerle azucar al mar.

Y como hace un toco que la palabra mística yaomiñana no se predicaba por las playas y orillitas de los lagos, llegose Lionel Ritchie con un termo con juguito de naranja y soda para que parezca gaseosa. Después de andar correteando por lugares como Wilde, Tandil, Temperley y Washington, nuestro apóstol Tuby IV que andaba solo en una ciudad soleada y se encontró un chicle jirafa nos trajo la última oración para cuando nos vamos a hacer cucharona con la patrona y que dice así: Gloria a Dios en las alturas y en la tierra pasan los Porches y las Ferrarys de color rojete, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del IVA como nosotros nos libramos de los kilos en el varanito, que vuelva el papel higiénico con letritas y que la pose 41 (el borratinta) no me deje doliendo la manopla. En este marco de puerta nos fuimos a clavarnos unos mates antes de la rompiente y con canciones de Celeste Carballo con guitarras, palitos de la selva, un par de chelos y no delgados y bongoses y hasta Peteco se enganchó y se tocó uno de Deep Purple con ritmo de la noche. Buena visita de nuestro amigo Lionel por las tierras yaomiñanas de "Por qué nunca jamás" donde además juntamos caracoles, juagamos a la rayuela, ring raje con tacheulas e hicimos fumata de virulana dorada para que parezca finde año.