"Y se hizo el puré y la milanesa no estaba lista y el temor por la noche se acercaba" (Yao Minga, Wimbledon 15-5-1862)

Hola, hola, hola, hola amigos de la cochinada en la arenita de la playa con insectisida para hormigas al lado. Hola amigos del dibujito de Alvin y las Ardillas y de las tostadas de gluten. Volví para quedarme, regrsó el Gran Yao Minga de las tierras de Tupungato a pasitos de Curuzú Cuatiá. Soy el pluricelular más barbudo de ahí abajo solo cuando tengo ganas, porque sino me hago un cavadete y me dejo formitas re lindas de perritos y un elefantito trompita con pecas. Es que mi Dios me ha encomendado ser su representante en la tierra donde pasan los hombres y en las pasarelas las Lucianas Salarazares y Armando Boes, por qué no. Es asi loco, yo estuve 25 días haciendome una concentración grosha para volver más cabronete que nunca y jactarme de mi anticipado acercamiento al sexo cuando todavía usaba el ábaco para hacer cuentas y rascarme la espalda hasta la rayita. Siiii, yo experimenté con el kamasutra de Pipo Cipollatti y no quedé con los pelos de colores, aunque sentí temor por la virulenta pose 325 (la "Cambiala Toda"!!!) o la 281 (el surtidor de nafta). Es que si te ponés a pensar hay que jugársela. Es así y no hay vuelta a trás. Reconozco que la Ranita de Metan me podía y lloraba con Godzilla cuando tardaba en salir del agua. Soy un sensible de aquellos y estoy en recuperación porque asi somos los duros cuando caemos o cuando miramos la repeticiones de la Extraña Dama y te cantas la canción de Valeria Lynch al revés para encontrar los números de la quiniela.