viernes, noviembre 10, 2006

Cayó Lionel Ritchie y pintó tocata.

Y fue en el santo libro yaomiñano de “Las 1238 poses del sexo con tobillera según Cristian Castro”, que la verdad se hizo presente en una nueva noche tertuliana en la tierra de “Nunca jamás, no le pregunten a nadie”. Lionel Ritchie se tomó un globo sonda con acoplado y llegose a la tierra mística donde Yao Minga es el redentor y no anda con monumentos en las lomas para que llegue gente de todos lados y se saque fotitos. Es así y ya lo dice la cuarta entrega de la revista semanal de la “Iglesia pendexcostal yo me acuerdo de Montaña Rusa por la canción y la Nancy Duplá”, donde los carlines calvos le dijeron a San Quique Rabina: “Chu chu uá, chu chu uá, chu chu uá uá uá”. ¿Qué quisieron decir? ¿Cuál es el sujeto y predicado? Pero sin tanta laraca y adentrándonos en lo que fuose un nuevo epicentro epistemolar y maxilar, fue que Yao y Lionel Ritchie se colgaron unos barriletes, unos Goma Goma, unos globos con forma de jirafas, elefantes trompitas y cacatúas y empezaron a predicar la venida de la Noche Buena Tántrica. Es por eso que cantando canciones alegóricas y alefantinescas con maracas, toc toses, triángulos, timbales 2 y un par de bajos y un peine como el del video de The Cure, se colgaron tocando hasta el amanecer y ahí se dieron cuenta que la luna gira alrededor de la tierra y entonces emprendieron caminos distintos. Unos con Menotti y otros con Bilardo, pero con la esperanza de encontrarse nuevamente porque el amor, el amor es más fuete, má fuete, má fete, má fete.

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